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Miguel Ferrer

El Antón

El Antón.

Acá hace mucho frío por las noches... pero mucho...

Todas las noches lo espero...

Le dejo platos de comida y de agua. En las mañanas voy a ver los platos y ahí están… sin tocar. Pero el agua está congelada, es hielo.
Me preocupa…

Muchas veces se ausenta y después de una semana o más regresa… pero igual me preocupo.

Ahora, también le dejo abierta la puerta del patio de servicio y ahí comida y agua y una casita que le armé… tiene un a puertecita para que entre y quede semiencerrado. También voy a ver si está ahí. No está. Me preocupo

¿Dónde andará?

Acá arriba, en el cerro, hay perras en celo, también por el bajo, por todas partes…. El Antón anda en el medio, algunos vecinos lo ven y me cuentan… me tranquiliza… hace días que nadie lo ha visto… hace mucho frío… me preocupo.

 

Muchas veces el Antón me espera abajo… me hago el enojado, pero me gusta… subo y el se viene corriendo al lado, se adelanta, me espera… ladra, salen los perros de las otras casas, se ladran… a todos los vecinos les molesta… yo me río solo.

 

Bueno, son las 12 y acabo de llegar… mucho frío… el Antón no estaba abajo.

Llegué a mi casa… Mucho frío, nevó… veo algo raro allá en la escala… (Ojalá sea el Antón)… no se mueve… me acerco… ¡¡¡¡Es el Antón!!! Ahí está adormilado, con frío… qué raro, le dejé la puerta abierta del patio, comida y agua… y tiene su casita… ¿Qué hace acá?

Me ve, no me distingue… se queda ahí echado… me acerco… me reconoce, se sienta avergonzado… lo veo, está bien… quiere cariño, me alegro… sabe que hizo algo que no está bien… tengo que hacerle ver eso… le digo… ¿Y tú… adónde andabas?... Agacha la vista… le tomo la cabeza como siempre, se la rasco fuerte, es un cariño que le gusta, lo sigo rascando y lo sigo reprochando, él sabe que es una manera de decirle que me tenía preocupado… le hago cariño en el lomo, le remezco la cabeza… mueve la cola… me mira… y ahora sí… se para en las patas traseras y me pone las delanteras en el pecho… me agacho un poco, quedo a su altura… nos abrazamos…  ahí estamos… como siempre… Compadres.

Entro al patio a ver qué pasó, se comió todo y se tomó el agua, solamente me estaba esperando ahí, en el frío y no en su casita… Le pongo más comida, más agua… lo dejo, subo a mi pieza, enciendo este computador… bajo a verlo, no está, la comida y el agua están ahí… miro adentro de la casita… ahí está el Antón… durmiendo... se despierta, se ve cansado, no da más… pero me estaba esperando para saludarme, para que nos abracemos antes de echarse a descansar.

Ese es el Antón.

Miguel

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